
En el año 2008 contraté una hipoteca multidivisa en Yenes Japoneses, atraído por las ventajas que según los bancos tenía este producto. Me dijeron que pagaría menos cuota mensual, pero no me explicaron ninguno de los riesgos. Nunca me dijeron que podía deber más dinero del que me concedieron, ni que el principal de mi préstamo variaría de manera constante.
Una vez atrapado en el producto no había solución.
Vencí la impotencia inicial al analizar las leyes nacionales y europeas existentes en aquel momento. El derecho impedía que un banco jugase con la vivienda de una familia, si se podía demostrar que no habían sido explicados los riesgos que se asumían al contratar el préstamo. Ese era mi caso. Así que decidí ponerme manos a la obra.
Dediqué un año y medio a estudiar las diversas posibilidades que ofrecían las leyes. No existían precedentes en los que apoyarme. Había muchas lagunas, y aunque existían las leyes que aún hoy se siguen aplicando, los abogados desconocíamos la manera de enfocar este tipo de procedimientos.
En el año 2012 presenté la demanda de nulidad de la cláusula multidivisa que había firmado, obteniendo la segunda sentencia favorable en la materia. Desde ese momento he dedicado la mayor parte de mi trabajo a defender los derechos de los consumidores frente a las cláusulas bancarias abusivas. En el año 2015, obtuve la primera Sentencia del Tribunal Supremo favorable a los consumidores en materia de hipoteca multidivisa.
Actualmente, en mi despacho y en los juzgados, continúo dedicando todas mis energías a solucionar los problemas causados por este tipo de productos bancarios que tanto han afectado a los consumidores, iniciando además la vía para proteger los derechos de las pequeñas y medianas empresas, tan afectadas y olvidadas, a pesar de que en la mayoría de los casos son empresas familiares.